domingo, 4 de diciembre de 2011

Plantan con éxito bosques de arbustos en una zona de desierto.

Las preocupaciones sobre el calentamiento global y su impacto en nuestro entorno han impulsado una intensa labor de investigación científica mundial encaminada a reducir los niveles del carbono atmosférico que los humanos liberamos al aire.

Ahora, unos investigadores de la Universidad de Tel Aviv están haciendo una llamativa y prometedora aportación a esa causa, plantando con éxito bosques de arbustos en el lugar menos pensado: el interior del Desierto de Aravá en Israel.

Valiéndose sólo de elementos de ese entorno, como por ejemplo especies de plantas locales, aguas residuales recicladas que no son aptas para la agricultura, y tierras áridas que no sirven para sustentar cultivos agrícolas, un grupo de investigadores que incluye a Amram Eshel y Aviah Zilberstein del Departamento de Biología Molecular y Ecología Vegetal, y del nuevo Centro de Energías Renovables, ambos de la citada universidad, ha descubierto una combinación ganadora.

En muchas partes del mundo, incluyendo a zonas de la India, Asia central y el desierto del Sahara, estas plantaciones ensayadas por el equipo de Eshel y Zilberstein no sólo serían viables en terrenos difíciles, sino valiosas en términos de reducción del carbono atmosférico. Estas plantaciones, en tierras consideradas previamente como áridas, pueden absorber dióxido de carbono de la atmósfera y liberar oxígeno.
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Árboles en el desierto de Aravá. (Foto: TAU)

Aunque preservar los bosques naturales actuales es algo imprescindible, Eshel argumenta que no es suficiente para compensar las emisiones humanas de carbono. Tratando de crear bosques que reduzcan el dióxido de carbono en la atmósfera, muchos países han convertido tierras agrícolas fértiles en ellos. Sin embargo, los investigadores de la citada universidad consideran que fomentar el crecimiento de vegetales en terrenos tradicionalmente considerados como áridos, como los del desierto, es un paso en una dirección mejor.

El ADN de cada persona "recuerda" el estilo de vida llevado en su infancia.

Es obvio que una infancia en condiciones económicas malas aumenta el riesgo de problemas de salud en la etapa adulta, debido al riesgo de la malnutrición y las limitaciones que impone en el desarrollo y en otras facetas. Pero más allá de los efectos obvios, parece haber otros que se aposentan en el ADN y que siguen ejerciendo una influencia nociva hasta por lo menos la edad mediana, según los resultados de una nueva investigación.

El objetivo del estudio, llevado a cabo por científicos canadienses y británicos, era explorar el modo en que las condiciones de vida tenidas en la infancia pueden "integrarse biológicamente" y continuar así influyendo sobre la salud, para bien o para mal, a lo largo de la vida.

Los científicos decidieron estudiar la metilación del ADN, una modificación epigenética que está vinculada a cambios duraderos en la actividad de los genes y por tanto a riesgos potenciales para la salud. En términos generales, la metilación de un gen en algún lugar crítico del ADN reduce la actividad del gen.

El equipo, integrado por especialistas de la Universidad McGill en Montreal, la Universidad de la Columbia Británica en Vancouver, ambas en Canadá, y el Instituto de Salud Infantil del University College de Londres, centró su análisis en 40 individuos del Reino Unido, participantes en un estudio para el que han sido registrados datos de muchos aspectos de la vida de más de 10.000 personas. 



El equipo de investigación buscaba una asociación entre la metilación de genes, y factores sociales y económicos en la infancia. Los científicos encontraron diferencias claras en la metilación de genes entre las personas que crecieron en familias con un nivel de vida muy alto y quienes crecieron en familias con un nivel de vida muy bajo. Las diferencias en la metilación asociadas al efecto combinado del nivel económico, las condiciones de la vivienda y la ocupación de los padres, durante la infancia de los sujetos de estudio, resultaron ser más del doble que las asociadas con la situación socioeconómica en la edad adulta de los sujetos, en el momento de realizarse el estudio (1.252 diferencias contra sólo 545).

Los resultados, por tanto, parecen aportar una explicación convincente sobre por qué la influencia que sobre la salud se sabe que tiene un bajo nivel socioeconómico, puede durar de por vida, a pesar de que mejoren posteriormente las condiciones de vida.

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domingo, 13 de noviembre de 2011

La revolución de la impresión tridimensional como técnica para fabricar objetos.

Imagine ser capaz de fabricar, mediante la sencilla acción de "imprimir" tridimensionalmente, no sólo destornilladores, cucharas, sillas y otros enseres relativamente simples, sino también dispositivos mecánicos tan complejos como un reloj, o tan grandes como una casa, o tan fascinantes como otra impresora igual capaz de imprimir a otras idénticas con la misma capacidad.

Estos conceptos ya no están limitados a la ciencia ficción. Ahora, se trabaja en todos ellos mediante proyectos de investigación reales (aunque en etapas muy preliminares), que se llevan a cabo en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y en otros centros de investigación avanzada.

Está gestándose, aún de manera inadvertida y silenciosa, lo que promete ser una revolución con respecto al concepto de la fabricación en masa. De igual modo que las cadenas de montaje marcaron un antes y un después en la Era Industrial, parece cada vez más claro que la fabricación de objetos mediante impresión cambiará por completo el panorama industrial y las reglas de juego del diseño y la fabricación de utensilios.

Una de las primeras impresoras 3D prácticas, y la primera a la que se le dio ese nombre, fue patentada en 1993 por Michael Cima y Emanuel Sachs, profesores del MIT. A diferencia de intentos anteriores, esta máquina ha evolucionado hasta ser capaz de crear objetos de plástico, cerámica y metal. Las impresoras 3D inspiradas en el enfoque del MIT están ahora en uso en muchos laboratorios del mundo.

La motivación inicial era poder producir maquetas a escala para su plena visualización tridimensional, en trabajos de arquitectos y otros especialistas comparables, y ayudar a acelerar el lento proceso de diseñar y probar nuevos objetos.

Sin las impresoras 3D, el paso más lento en el proceso de desarrollo de productos es a menudo la fabricación de prototipos. Cima y sus colaboradores querían ser capaces de crear con rapidez prototipos de instrumentos quirúrgicos, y ponerlos en manos de los cirujanos para obtener sus comentarios.

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El trabajo en el MIT de una impresora 3D. (Foto: Melanie Gonick)

Con la tecnología de impresión 3D se crea gradualmente una forma, añadiendo una capa fina en cada ocasión. El dispositivo usa un "escenario" (una plataforma metálica montada sobre un émbolo) que sube o baja ligeramente en cada ocasión. Se esparce una capa de polvo especial por toda la plataforma, y luego un cabezal de impresión similar a los de las impresoras de chorro de tinta deposita un líquido aglutinante sobre el polvo, adhiriéndolo. Entonces, la plataforma baja ligeramente, se aplica otra capa fina de polvo sobre la última, y se deposita la siguiente capa de aglutinante.

Extendiendo capa tras capa, cada una con su patrón distinto que va dando relieve al conjunto, un sistema como éste puede crear formas complejas que los sistemas de impresión 3D anteriores basados sólo en líquidos no podían producir. Además, es posible usar diversos materiales y texturas con diferentes combinaciones de polvos y aglutinantes. Se puede crear un objeto con cualquier forma a partir de los polvos adecuados, y los materiales usados pueden ser cerámicas, metales, plásticos, o incluso una mezcla de varios en el mismo objeto "impreso", usando "tintas" diferentes en los cabezales de impresión.

Con el paso de los años, los investigadores del MIT y una de las empresas que obtuvo la patente del MIT, Z Corporation, añadieron nuevas variantes a la impresora 3D, incluyendo la capacidad de incluir colores en los objetos impresos y utilizar una gama más amplia de materiales. La capacidad de imprimir objetos de metal, en particular, llevó la tecnología desde sólo una manera de visualizar nuevos diseños, hasta un modo de fabricar algunos objetos definitivos, como por ejemplo moldes metálicos usados para el moldeo por inyección en la fabricación de piezas de plástico.

Samuel Allen, profesor de Metalurgia Física en el MIT y catedrático de ese departamento, pasó una década desarrollando el proceso de impresión con metal.

Cada vez hay más fabricantes interesados en esta innovación, porque permite hacer el diseño completo de una herramienta en días, en lugar de meses. Esto significa que resulta viable hacer modificaciones de diseño y comprobar su resultado sin que el proceso se alargue de manera intolerable.

Desde sus inicios, la tecnología de impresión 3D se ha ramificado en bastantes direcciones, a través de diferentes empresas e instituciones de investigación de todo el mundo. Las aplicaciones pioneras han sido de lo más variopinto; desde la impresión de prótesis de extremidades a medida del usuario, hasta la nanoimpresión de maquinaria diminuta, y un proyecto del Media Lab del MIT que desarrolla máquinas para elaborar por impresión ciertos artículos alimenticios como por ejemplo caramelos.

Peter Schmitt, en colaboración con Bob Swartz, ha impreso relojes mecánicos funcionales completos, con todos sus engranajes, manecillas y demás, en un solo dispositivo, listo para ponerse en marcha tan pronto como se le quita el polvo sobrante.

"Estamos adentrándonos en un terreno donde las cosas ya no se fabricarán en una cadena de montaje", acota Swartz. Y su comentario no sólo hace referencia a la capacidad de una impresora 3D para fabricar completo el objeto, sino también a que con las impresoras 3D se puede modificar un patrón básico para que se ajuste al tamaño, forma y gustos personales de un individuo antes de imprimir el objeto.

Otra variante en la que ahora se trabaja es un sistema desarrollado por la investigadora Neri Oxman y su colega Steven Keating para "imprimir" con hormigón. Su objetivo final es la impresión de una estructura completa, incluso un edificio completo.

El modo convencional de aplicar hoy en día el hormigón al construir una estructura, es, en sus rasgos esenciales, el mismo que se inventó y se comenzó a usar en el Imperio Romano.

Construir edificios mediante impresión abriría nuevas posibilidades tanto en la forma como en la función. No sólo sería posible crear caprichosas formas de aspecto orgánico que resultarían muy difíciles o imposibles de obtener usando moldes, sino que la técnica también podría hacer posible variar las propiedades del propio hormigón a medida que se fuera aplicando, según la conveniencia de cada punto de la estructura, creando así estructuras más livianas y fuertes que el hormigón convencional, y que incorporarían algunos rasgos muy ventajosos de las estructuras biológicas, logrando, por ejemplo, una columna que poseyera las características más provechosas de un tronco de árbol.

La impresión de densidad variable no sólo puede ser usada para optimizar la estructura de objetos grandes. Por ejemplo, Oxman ha usado un sistema similar para producir un guante con algunas secciones que son rígidas y otras que son flexibles, diseñado para ayudar a prevenir que el usuario desarrolle el síndrome del túnel carpiano. Esta científica también ha diseñado una silla hecha de distintos polímeros, estableciendo así áreas rígidas para el soporte estructural y áreas flexibles para la comodidad del usuario, todo ello impreso de una sola pieza.

Peter Schmitt está llevando la tecnología en una dirección aún más adentrada en la ciencia-ficción. Intenta, en sus propias palabras, "fabricar máquinas que puedan fabricar máquinas". Hasta ahora, ha creado máquinas que pueden hacer muchas de las piezas de otra máquina. De conseguir crear una impresora capaz de imprimir a otras idénticas con la misma capacidad, se haría realidad el concepto de la Máquina de von Neumann, es decir una máquina autorreplicante capaz de generar clones de sí misma, una cualidad reproductiva que la equipararía a algunos seres vivos.

La fabricación mediante impresión está justo en su amanecer, y aunque todavía hay mucho por hacer antes de que las consecuencias de este concepto sean claramente perceptibles en la sociedad humana, las semillas de la revolución ya han sido plantadas
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Mercurio es un planeta más extraño de lo que se creía.

Sólo seis meses después de entrar en órbita en torno a Mercurio, la sonda espacial Messenger ha demostrado a los científicos que es un planeta más extraño de lo que se creía.


Lo descubierto hasta ahora por varios equipos de investigación, que se han ocupado de aspectos distintos del planeta, pone en tela de juicio las teorías actuales sobre la formación de Mercurio.


La composición de su superficie difiere de manera importante respecto a la de los otros planetas rocosos. Su campo magnético es diferente a cualquier otro del sistema solar. Hay grandes extensiones de llanuras volcánicas que rodean la región polar norte del planeta y cubren más de un 6 por ciento de la superficie de Mercurio.


El material de la superficie se parece más a lo que se podría esperar si Mercurio se hubiera formado a partir de bloques de construcción planetaria similares a los que formaron a sus primos rocosos, pero menos oxidados, tal vez reflejando ello una proporción variable de hielo en las etapas iniciales de acreción de los planetas.


Las mediciones de la superficie de Mercurio por los espectrómetros de rayos X y de rayos gamma de la Messenger también revelan una abundancia sustancialmente más alta de azufre y potasio de lo que se predijo.


Ambos elementos se vaporizan a temperaturas relativamente bajas. Por lo tanto, su abundancia descarta varias hipótesis que hasta ahora gozaban de bastante aceptación y que indicaban que Mercurio experimentó varias épocas de temperaturas extremadamente altas hacia el inicio de su historia.


"La mayoría de las ideas previas sobre la química de Mercurio no concuerdan con lo que se ha medido en la superficie del planeta", subraya Larry Nittler del Instituto Carnegie, uno de los científicos que han analizado los datos reunidos por la Messenger en estos meses.


Durante décadas, los científicos han debatido si Mercurio tenía depósitos volcánicos en su superficie. Tres sobrevuelos de la Messenger respondieron a esa pregunta de manera afirmativa, pero la distribución global de los materiales volcánicos no fue bien delimitada. Los nuevos datos obtenidos desde la órbita muestran grandes llanuras volcánicas que rodean la región del polo norte de Mercurio. Estas llanuras continuas y muy lisas cubren más del 6 por ciento de la superficie total de Mercurio.


James Head de la Universidad Brown, en Estados Unidos, cree que los depósitos son típicos de las inundaciones de lava, como los que se encuentran en la Formación Basáltica del Río Columbia en la Tierra, que tienen unos pocos millones de años de antigüedad.


Los científicos también han descubierto zonas de fumarolas, con longitudes de hasta 25 kilómetros, que parecen ser la fuente de algunas de las enormes coladas de lava muy caliente que se desperdigaron por la superficie de Mercurio y erosionaron el sustrato, tallando valles y creando estructuras geológicas en forma de lágrima en el terreno subyacente.


La Messenger reveló una inesperada clase de accidentes geográficos sobre Mercurio, y estos sugieren que un proceso geológico no reconocido previamente es el responsable de su formación.


Las imágenes recogidas durante los sobrevuelos de Mercurio hechos por la Mariner 10 y por la Messenger mostraron que los suelos y los picos montañosos centrales en algunos cráteres de impacto son muy brillantes y tienen un color azulado que destaca bastante con respecto a las tonalidades de otras áreas del planeta.


Estos depósitos se consideraron inusuales porque no se han encontrado cráteres de características similares en la Luna. Pero sin imágenes de mayor resolución, los depósitos brillantes de los cráteres no pasaron de ser una anécdota.


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(Foto: NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington)


Ahora, la misión orbital de la Messenger ha proporcionado imágenes de resolución mucho mayor de numerosos cráteres de esta clase. Las zonas brillantes están compuestas de pequeñas depresiones, no muy profundas y de forma irregular, que a menudo se encuentran en grupos, tal como destaca David T. Blewett de la Universidad Johns Hopkins, en Estados Unidos. El equipo científico adoptó el término "huecos" para estos accidentes geográficos, a fin de distinguirlos de otros tipos de pozos presentes en Mercurio.


Los huecos se han encontrado en un amplio rango de latitudes y longitudes, lo que sugiere que son bastante comunes en todo Mercurio. Muchas de las depresiones tienen halos e interiores brillantes. Y los detectados hasta ahora poseen un aspecto fresco y no han acumulado pequeños cráteres de impacto, lo que indica que son relativamente jóvenes.


El análisis de las imágenes, y las estimaciones de la velocidad a la que los huecos parecen estar ampliándose, llevan a la conclusión de que se están formando activamente en la actualidad. Hasta ahora, la creencia más aceptada presentaba a Mercurio como un astro muy parecido a la Luna. Sin embargo, gracias a su privilegiada atalaya, la Messenger nos muestra que Mercurio es radicalmente diferente a la Luna en casi todas las cosas medibles.


La Tierra, Mercurio, Júpiter, Saturno, Urano y Neptuno tienen campos magnéticos intrínsecos, pero la Messenger descubrió que el débil campo de Mercurio es diferente. También lo son los procesos de aceleración de partículas en su magnetosfera, según lo descrito por el equipo de George Ho de la Universidad Johns Hopkins. Las observaciones hechas por la Messenger de los electrones de alta energía, indican que su distribución no encaja con una configuración comparable a la de los cinturones de Van Allen. Estos cinturones son bandas de partículas cargadas que interaccionan con el campo magnético y rodean a planetas como por ejemplo la Tierra.


Además, el ecuador magnético de Mercurio está bastante desplazado hacia el norte, con respecto al ecuador geográfico del planeta.


El sodio representa el plasma de iones más importante aportado por el planeta a la magnetosfera. Ya se había observado previamente sodio neutro, pero el equipo de Thomas Zurbuchen de la Universidad de Michigan ha descubierto que las partículas de sodio cargadas se concentran cerca de las regiones polares de Mercurio.


Se ha detectado la presencia de iones de helio por todas partes en la magnetosfera de Mercurio. Todo apunta a que el helio fue aportado por el Sol mediante el viento solar, implantado en la superficie de Mercurio y por último dispersado en todas direcciones.


La débil magnetosfera de Mercurio le ofrece al planeta muy poca protección contra el viento solar. El clima espacial extremo debe afectar de manera constante a la superficie del planeta más cercano al Sol.


Mercurio no es como creían los científicos.


Ésta es la conclusión. "Mercurio no es el planeta que se describe en los libros de texto", subraya Sean Solomon del Instituto Carnegie, investigador principal de la Messenger. "A pesar de ser un hermano de Venus, Marte y la Tierra, el planeta más interno ha tenido una vida mucho más emocionante de lo que nadie predijo".


La nave Messenger fue lanzada al espacio el 3 de Agosto de 2004, y entró en órbita alrededor de Mercurio el 18 de Marzo de 2011, para iniciar un estudio de un año sobre el planeta.



domingo, 6 de noviembre de 2011

HALLADO EL PÚLSAR DE MILISEGUNDO MÁS JOVEN Y BRILLANTE HASTA AHORA



Gracias al telescopio espacial de rayos gamma Fermi de la NASA, un equipo internacional de científicos ha descubierto un púlsar de milisegundo sorprendentemente poderoso que desafía las teorías existentes sobre cómo se forman estos objetos. Al mismo tiempo, otro equipo ha localizado nueve nuevos pulsares mediante el análisis refinado de los datos del Fermi.

Un púlsar es un tipo de estrella de neutrones que emite energía electromagnética a intervalos periódicos. Una estrella de neutrones es lo más parecido a un agujero negro que los astrónomos pueden observar directamente, aplastando medio millón de veces más masa que la Tierra en una esfera del tamaño de una ciudad. Esta materia está tan comprimida que incluso una cucharadita pesa tanto como el Monte Everest.

"Con este nuevo lote de púlsares, Fermi ya ha detectado más de 100, algo que es un hito emocionante si tenemos en cuenta que, antes del lanzamiento de Fermi en 2008, sólo se conocía a siete de ellos por emitir rayos gamma", dijo Pablo Saz Parkinson, un astrofísico del Instituto de Física de Partículas de la Universidad de California en Santa Cruz y co-autor de dos artículos que detallan los resultados.

Un grupo de púlsares combina una increíble densidad con una rotación extrema. El más rápido de estos remolinos llamados púlsares de milisegundos gira a 43.000 revoluciones por minuto.

Se cree que los púlsares de milisegundos alcanzan esas velocidades, ya que están unidos por la gravedad en los sistemas binarios de estrellas normales. Durante parte de su vida estelar, el gas fluye desde la estrella normal al pulsar. Con el tiempo, el impacto de este gas que cae poco a poco activa la rotación del púlsar.

Los fuertes campos magnéticos y la rápida rotación de los púlsares provoca que emitan poderosos rayos de energía, desde ondas de radio hasta rayos gamma. Dado que la estrella está transfiriendo energía de rotación al púlsar, el giro del púlsar se ralentiza una vez que esta transferencia se ha completado.


SOLO TIENE 25 MILLONES DE AÑOS


Normalmente, los púlsares de milisegundo tienen alrededor de mil millones de años. Sin embargo, en el número del 3 de noviembre de la revista Science, el equipo de Fermi revela la existencia de un brillante y energético pulsar de milisegundo de sólo 25 millones de años.

El objeto, llamado PSR J1823-3021A, se encuentra dentro de NGC 6624, una colección de antiguas estrellas esféricas denominadas cúmulo globular, y es una de los cerca de 160 objetos similares que orbitan alrededor de nuestra galaxia. El cúmulo tiene unos 10 millones de años y se encuentra a unos 27.000 años luz de distancia hacia la constelación de Sagitario.
   
El telescopio de Gran Área de Fermi (LAT) mostró que once cúmulos globulares emiten rayos gamma, pero la emisión acumulada de docenas de púlsares de milisegundos es demasiado débil incluso para que Fermi los detecte de forma individual. Pero eso no es el caso de NGC 6624.


EUROPA PRESS

domingo, 9 de octubre de 2011

Investigación sobre la mano robótica del futuro

Investigadores del Roboticslab de la Universidad Carlos III de Madrid (UC3M) participan en el proyecto internacional de investigación HANDLE con el objetivo de conseguir que una mano robótica reproduzca las habilidades y movimientos de una mano humana para la manipulación óptima de objetos.

HANDLE es un “Proyecto Integrado” de gran escala del Séptimo Programa Marco de la Unión Europea que cuenta con participación española y busca comprender cómo realizan los humanos la manipulación de objetos con el fin de reproducir el agarre y las habilidades de movimientos con una mano artificial antropomórfica articulada, para que pueda ser más autónoma y tener movimientos naturales y eficaces. "Además de los avances tecnológicos perseguidos, se trabaja con aspectos fundamentales de la investigación multidisciplinar con el fin de dotar al sistema de mano robótica con capacidad de percepción avanzada, control de alto nivel de información y elementos de inteligencia que permitan el reconocimiento de objetos y el contexto de las acciones", explica el investigador principal del equipo de la UC3M que trabaja en este proyecto, Mohamed Abderrahim, del Departamento de Ingeniería de Sistemas y Automática de la universidad madrileña. Su equipo ya ha conseguido resultados muy buenos, opina, en lo que se refiere al sistema de percepción visual, la cinemática y la dinámica, de manera que se puede reconocer un objeto en el entorno y pasar la información al sistema de planificación y movimiento de la mano robótica.

La mano robótica con la que trabajan estos investigadores se compone en su mayoría por numerosas piezas de aluminio y plástico mecanizado de alta precisión, además de sistemas de sensorización y actuación. En total, dispone de 20 actuadores y puede realizar 24 movimientos, los mismos que la mano humana. Su tamaño también es igual que la extremidad media de un varón adulto y tiene un peso de aproximadamente 4 kg. Según el socio fabricante de la mano del proyecto, el coste aproximado de la versión en desarrollo que posee en sus instalaciones la UC3M asciende a unos 115.000 euros.

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(Foto: UC3M)
A la hora de intentar recrear los movimientos de la mano humana con un sistema robótico hay que resolver varios problemas complejos. En primer lugar, la falta de espacio, dado que "una mano humana es increíblemente completa, por lo que siempre supone un reto tratar de poner todas la piezas necesarias en la mano robótica e integrar todos los actuadores que permitan una movilidad similar a la mano humana", comenta el profesor Mohamed Abderrahim. En segundo lugar, otro problema es que actualmente no existen sensores en el mercado lo suficientemente pequeños como para ser integrados en el dispositivo para dotarle de una sensorización similar a la mano humana y poder ejecutar movimientos precisos. Y por último, aunque los investigadores consigan una mano robótica perfecta desde el punto de vista mecánico y sensorial, sin elementos de inteligencia el ingenio no será capaz de actuar de forma autónoma y adaptar sus movimientos y control a las características de los objetos, como la geometría, textura, peso y utilidad. "No es lo mismo agarrar un destornillador para pasárselo a alguien para almacenarlo o para usarlo, porque para este último caso hay que reorientarlo dentro de la mano hasta alcanzar la configuración de uso. Esto tiene que decidirlo la parte de inteligencia de la mano robótica", dicen los investigadores. Una mano robótica que es capaz de hacer esta tarea aparentemente sencilla de forma autónoma - afirman -  sólo existe en películas de ficción. "Mi estimación personal es que se necesitarán unos 15 años investigando en estos temas para alcanzar una mano robótica capaz de realizar ciertas tareas complejas con un nivel de precisión, autonomía y destreza similares a la mano humana", prevé el profesor Abderrahim.

La investigación realizada por los socios del proyecto HANDLE ha arrojado resultados muy interesantes a nivel de percepción visual, planificación de movimientos, nuevos sensores, aprendizaje de habilidades motoras utilizando técnicas de inteligencia artificial, etc. Sin embargo, todavía tienen retos importantes a la hora de integrar los resultados de todos los socios en un sistema único, que será el resultado de los dos próximos años.

HANDLE (Developmental pathway towards autonomy and dexterity in robot in-hand manipulation; vías de desarrollo hacia la autonomía y la destreza de robots en la manipulación in-mano) es un “Proyecto Integrado” de gran escala financiado por la Unión Europea dentro del Séptimo Programa Marco en el cual colaboran nueve instituciones europeas, coordinadas por la Universidad Pierre y Marie Curie de Paris (Francia). (Fuente: UC3M)

Descubren la correlación entre un gen humano y la antesala al Mal de Alzheimer.

Se ha descubierto una correlación significativa entre un gen humano y el riesgo de que una persona sufra un deterioro cognitivo leve, a menudo un precursor del Mal de Alzheimer y de formas relacionadas de demencia.

El hallazgo podría ayudar a los médicos a recomendar medidas preventivas simples pero eficaces a los pacientes en riesgo, incluyendo una dieta saludable, ejercicio físico y actividad intelectual intensa, hábitos todos ellos que juntos podrían ayudar a prevenir los síntomas crónicos asociados con la enfermedad.

La investigación la ha realizado el equipo de Charles Brainerd, profesor de Desarrollo Humano en la Universidad de Cornell, Valerie Reyna, profesora de la misma especialidad en esa universidad, y los doctores Ronald C. Petersen y Glenn E. Smith de la Clínica Mayo en Rochester, Minnesota.

Las aplicaciones clínicas de poder relacionar este indicador genético con el deterioro cognitivo leve son de gran alcance, pues ahora podrá añadirse la evaluación genética a los tests neuropsicológicos, que son actualmente la única manera de identificar de modo razonablemente fiable el deterioro cognitivo leve.

En el nuevo estudio, los investigadores identificaron el vínculo entre cierto alelo del genotipo APOE y el riesgo de deterioro cognitivo leve, gracias a que analizaron un gran conjunto de datos de población, que refleja de manera lo bastante representativa la situación real de personas mayores de todas las regiones y grupos étnicos en Estados Unidos.

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Pérdida de conexiones entre neuronas como consecuencia de la enfermedad de Alzheimer. (Imagen: Cortesía del U.S. National Institute on Aging / National Institutes of Health)
Clasificar los subtipos de deterioro cognitivo leve fue también decisivo para el éxito del estudio. De los subtipos de deterioro cognitivo leve identificados adecuadamente, sólo uno es una condición previa para sufrir el Mal de Alzheimer.