domingo, 29 de enero de 2012

Las capas de hielo en recesión pueden experimentar temporadas de expansión acelerada

Un glaciar en la Capa de Hielo de Groenlandia se expandió en sólo un instante geológico hace varios milenios, creciendo en respuesta a períodos de enfriamiento que no duraron mucho más de un siglo, según los resultados de un nuevo estudio.

El hallazgo engrosa la creciente lista de evidencias de que la dinámica del hielo en regiones como Groenlandia permite no sólo que las capas de hielo se encojan con rapidez como consecuencia de un calentamiento abrupto, sino también que puedan revertir con relativa facilidad esa tendencia y se expandan deprisa, ante la presencia de un enfriamiento abrupto.

Lo descubierto indica que la reducción actual del tamaño de algunos glaciares de desagüe (también conocidos como glaciares de exutorio o glaciares de salida) quizá no sea irreversible como han temido algunos expertos.

En la nueva investigación, llevada a cabo por el equipo de Nicolás Young y Jason Briner de la Universidad en Buffalo (Universidad Estatal de Nueva York), se ha constatado que en dos ocasiones, a comienzos del Periodo Holoceno, la primera hace 9.200 años, y la segunda hace 8.200 años, el glaciar Jakobshavn Isbrae, ubicado en la costa oeste de Groenlandia, experimentaba un rápido encogimiento, y pese a ello pasó a expandirse de manera significativa durante breves períodos de enfriamiento.
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Los científicos examinan una muestra de hace 9.200 años. (Foto: Buffalo U.)

En el estudio también han trabajado Beata Csatho y Greg Babonis de la Universidad en Buffalo, así como Yarrow Axford de la Universidad del Noroeste, Dylan Rood del Laboratorio Nacional Lawrence Livermore y la Universidad de California en Santa Bárbara, y Robert Finkel de la Universidad de California en Berkeley, todas estas instituciones ubicadas en Estados Unidos.

Resuelven el enigma del campo magnético anómalamente débil de Mercurio

Mercurio, el más pequeño de los ocho planetas de nuestro sistema solar, tiene un diámetro de unos 4.900 kilómetros, es el más cercano al Sol, y, visto de lejos, se parece más a la Luna que a la Tierra.

Mercurio posee un campo magnético global, y atendiendo a ciertos criterios geofísicos, debería ser un campo tan potente como el de la Tierra, pero no lo es. De ahí que la pregunta, que ha permanecido sin respuesta durante mucho tiempo, sea: ¿Por qué el campo magnético de Mercurio es mucho más débil que el de la Tierra?

Los campos magnéticos planetarios son generados por flujos en los calientes núcleos de hierro líquido de los planetas.

Las mediciones hechas por la sonda espacial Mariner 10 en 1974-75 demostraron que Mercurio tiene un campo magnético. De acuerdo con los modelos comúnmente aceptados, el efecto de dínamo en el núcleo metálico de Mercurio debería generar un campo magnético similar al de la Tierra. Sin embargo, el campo magnético de Mercurio es 150 veces más débil que el de nuestro planeta. Esto ha sido confirmado recientemente por la sonda espacial Messenger de la NASA.

¿Cómo puede explicarse la gran discrepancia en la fuerza del campo? Esta pregunta ha sido contestada ahora por científicos de la Universidad Técnica de Braunschweig y el Instituto Max Planck para Investigación del Sistema Solar

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Mercurio. (Foto: © NASA/Johns Hopkins University Applied Physics Laboratory/Carnegie Institution of Washington)

El equipo de Karl-Heinz Glassmeier y Daniel Heyner ha llegado a la conclusión de que el viento solar contrarresta el efecto de la dínamo interna de Mercurio y por lo tanto debilita su campo magnético.

A una distancia media del Sol de tan sólo 58 millones de kilómetros (aproximadamente un tercio de la distancia existente entre la Tierra y Mercurio), el planeta más próximo al Sol está mucho más expuesto al viento solar (un flujo constante de partículas cargadas) que la Tierra.

jueves, 19 de enero de 2012

La Nebulosa del Águila, como nunca ha sido vista antes

La Nebulosa del Águila, como nunca ha sido vista antes
La Nebulosa del Águila, como nunca ha sido vista antes. En 1995, la imagen Pilares de la Creación de la Nebulosa del Águila, obtenida por el telescopio espacial Hubble, se convirtió en una de las imágenes icono del siglo XX. Dos telescopios espaciales de la ESA proporcionan ahora nuevos datos sobre esta enigmática región de formación estelar. 

La Nebulosa del Águila está a 6.500 años luz, en la constelación Serpens. Contiene un cúmulo estelar joven caliente, NGC6611, visible con telescopios de aficionados, que esculpe e ilumina el gas y el polvo a su alrededor; genera así gigantescas formaciones huecas con aspecto de columna, de varios años luz de extensión cada una.

La imagen del Hubble sugería que en estos pilares se estaban formando nuevas estrellas, en concreto dentro de aglomeraciones de gas conocidas como EGG, siglas en inglés de Glóbulos Gaseosos en Evaporación. Pero el polvo presente en la región impedía al Hubble ver lo que ocurría, y comprobar que efectivamente los pilares albergan estrellas en formación.

Las nuevas imagines obtenidas ahora por el telescopio espacial Herschel, de la ESA, muestran en toda su amplitud los pilares y el gas y el polvo que los rodea. Las observaciones de Herschel, en longitudes de onda del infrarrojo lejano, permiten a los astrónomos ver el interior de las estructuras. 

En paralelo, nuevas observaciones en rayos X obtenidas con el telescopio XMM-Newton, de la ESA, revelan la presencia de las jóvenes estrellas calientes responsables de esculpir los pilares.

Estos datos de ambos telescopio espaciales han sido además combinados con observaciones obtenidas con el telescopio VLT del Observatorio Austral Europeo (ESO), en Paranal (Chile), en el infrarrojo cercano; y en luz visible con el telescopio Max Planck Gesellschaft, de 2,2 metros de diámetro, situado en La Silla (Chile). El resultado es magnífico: imágenes de una belleza única, reveladoras de los procesos en marcha en está icónica región del cielo.

Un gran dinosaurio con buena coordinación ojo-cabeza

Un gran dinosaurio con buena coordinación ojo-cabeza
Los saurópodos son los animales más grandes que han caminado por la superficie terrestre. No obstante, a pesar de su gran tamaño, algunos de ellos poseían un oído interno muy desarrollado, una característica relacionada con la coordinación de los ojos y la cabeza, según demuestra una investigación internacional liderada por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

El trabajo, publicado ayer en la revista PLoS ONE, ofrece una reconstrucción en 3D de la cavidad craneal de un ejemplar de Spinophorosaurus nigeriensis. Sus restos fueron hallados en Níger en 2006 y pertenecen al Jurásico medio, hace unos 165 millones de años.

El investigador del CSIC en el Museo Nacional de Ciencias Naturales Fabien Knoll, que ha dirigido el trabajo, explica: “A pesar de ser un animal cuya agilidad física se había reducido dramáticamente con respecto a la de sus ancestros, el spinophorosaurus disponía de un aparato vestibular bien desarrollado”.

Esta parte del oído interno constituye la base del sentido del equilibrio y posee tres canales semicirculares encargados de detectar la aceleración angular de la cabeza. Dichos canales se muestran alargados en animales ágiles como el lémur mangosta (Eulemur mongoz) y cortos en los más lentos como el aí (Bradypus tridactylus).

El spinophorosaurus era un cuadrúpedo herbívoro de cuello largo que solía alcanzar los 15 metros de longitud y cuya cola presentaba protuberancias óseas a modo de espinas. El origen de esta especie se remonta a los sauropodomorfos más antiguos, caracterizados por su tamaño relativamente pequeño, su delgadez y su bipedismo, y que presentaban un vestíbulo bien desarrollado.

El hallazgo sugiere que el spinophorosaurus, a pesar de ser un animal de menor agilidad que sus ancestros, poseía un aparato vestibular considerable. De hecho, tan sólo es superado por uno de sus parientes más tardíos, el giraffatitan. Knoll recuerda que “el giraffatitan fue un animal gigantesco que duplicaba en tamaño a spinophorosaurus, por lo que el desarrollo vestibular relativo de spinophorosaurus continúa siendo mayor”.

Según el investigador del CSIC, el desarrollo del aparato vestibular del spinophorosaurus “podría explicarse por la presencia de un cuello especialmente largo y flexible”, característico de este orden de dinosaurios, y “por la importancia del sentido de la visión y la coordinación entre los ojos, la cabeza y el cuello”.

Respecto al resto de las características de su cavidad craneal, la anatomía del spinophorosaurus se muestra intermedia entre los sauropodomorfos más antiguos, cuyo origen se remonta al Triásico medio (hace unos 230 millones de años) y los neosaurópodos, que vivieron hasta el final del Cretácico (hace unos 65 millones de años).

El trabajo ha contado con la colaboración de investigadores de la Universidad de Ohio (EEUU), la Universidad Nacional de Educación a Distancia y la Universidad Humboldt de Berlín (Alemania).



jueves, 12 de enero de 2012

Erosión lunar causada por tormentas solares

Las tormentas solares y las eyecciones de masa coronal asociadas pueden erosionar significativamente la superficie lunar, según los resultados de un nuevo conjunto de simulaciones por ordenador hechas por científicos de la NASA.

Ésta es la primera vez que se ha intentado predecir los efectos de una eyección de masa coronal sobre la Luna.

Además de retirar una cantidad sorprendentemente grande de material de la superficie lunar, el fenómeno podría funcionar como un mecanismo importante para la pérdida de atmósfera en planetas como Marte, que no están protegidos por un campo magnético global.

Básicamente, las eyecciones de masa coronal son ráfagas intensas de viento solar normal, una corriente difusa de gas ionizado, o plasma, que es impulsado desde la superficie solar hacia el espacio.

Una eyección fuerte de masa coronal puede contener alrededor de mil millones de toneladas de plasma moviéndose a velocidades de hasta 1,6 millones de kilómetros por hora y conformando una nube de tamaño mucho mayor que el de la Tierra.

El plasma se crea cuando fenómenos energéticos, como un intenso calor o radiación, expulsan a los electrones de los átomos de un gas, convirtiendo a los átomos en partículas cargadas eléctricamente llamadas iones. El Sol está tan caliente que el gas se emite en forma de iones y electrones libres, en lo que constituye el plasma del viento solar.

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Una eyección de masa coronal, vista por el SDO. (Foto: NASA/SDO)

La Luna no tiene atmósfera que merezca ser llamada así; tan sólo posee un tenue halo de materia, incapaz de ejercer de escudo para la superficie lunar, por lo que ésta queda expuesta a los efectos de las eyecciones de masa coronal.

El plasma de las eyecciones de masa coronal impacta contra la superficie lunar y algunos de los átomos de la superficie son expulsados.

El equipo de Rosemary Killen y William Farrell, del Centro Goddard de Vuelos Espaciales de la NASA, en Greenbelt, Maryland, ha llegado a la conclusión de que cuando una de estas masivas nubes de plasma golpea a la Luna, actúa como una tormenta de arena y elimina fácilmente los materiales volátiles de la superficie.

El modelo predice que entre 100 y 200 toneladas de material lunar podrían ser retiradas de la superficie lunar durante el paso típico de 2 días de una eyección de masa coronal.

Estelas insólitas de gas en un cúmulo de galaxias

Un grupo internacional de astrónomos dirigidos por Tom Scott en el Instituto de Astrofísica de Andalucía en Granada, España, ha descubierto estelas gaseosas extraordinariamente largas en dos cúmulos de galaxias, que se encuentran entre las estructuras más largas observadas hasta ahora en entornos de esta clase.

Las estelas emanan de CGCG 097-026 y FGC1287, dos galaxias espirales en las afueras del cúmulo de galaxias conocido como Abell 1367, en la constelación de Leo, a una distancia de 300 millones de años-luz. El nuevo hallazgo podría conducir a un cambio importante en el conocimiento científico sobre la evolución de las galaxias.

Los cúmulos de galaxias son las estructuras más grandes en el universo que se mantienen unidas por la gravedad. Cada uno es como una gran metrópolis poblada por galaxias que interactúan entre sí y con su entorno. Éste suele ser rico en gas caliente, atrapado en el campo gravitatorio del cúmulo.

En las últimas décadas, los astrónomos han estado asumiendo que el costo que para una galaxia tiene residir en una de esas "ciudades" es que cuando pasa a formar parte del cúmulo es despojada de su gas hidrógeno frío. Sin este gas, que es el combustible que permitiría en la galaxia la formación de nuevas poblaciones de estrellas, envejece mucho más rápido que sus homólogas que permanecen fuera de los cúmulos de galaxias.

Lo descubierto por el equipo de Scott seguramente obligará a remodelar esa teoría, ya que demuestra que las galaxias pueden ser despojadas de buena parte de su gas antes de incluso de entrar en la periferia de un cúmulo de galaxias.

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El grupo RSCG 42. (Foto: RAS)

El hallazgo de esas largas estelas gaseosas dejó atónitos a los astrónomos. Las longitudes estimadas de esas estelas son de entre 9 y 10 veces mayores que el tamaño de las galaxias de las que provienen. En ambos casos, la cantidad de gas hidrógeno frío en la estela es aproximadamente la misma que queda en el disco de la galaxia. En otras palabras, estas galaxias ya han dejado atrás la mitad de su combustible para la formación de estrellas antes de entrar en la esfera de influencia del cúmulo.

El origen de estas extraordinarias estelas es todavía un enigma para la ciencia, y tal vez requieran de algún mecanismo físico que no ha sido considerado antes.